martes, 23 de julio de 2013

¿Quién se acuerda de ellos?



Durante la primera mitad del mes de julio, de los días 7 al 14, toros bravos corren por las calles de una ciudad llamada Pamplona-Iruña, en el norte de España, en el sur de los Pirineos, en el País Vasco español. Ellos, los toros, son el centro de atención, el objeto de los comentarios y de las miradas. Se los admira por su bravura, por su belleza y por su fuerza. Están presentes en todos los ámbitos y lugares, y en toda reunión: almuerzos, comidas, cenas, pintxos... Son portadas de periódicos, titulares de televisión y comentarios de radio. Son celebridades, celebridades con un final trágico y un olvido rápido.
¿Quién se acuerda de los toros que estuvieron en Pamplona? ¿Quién se acuerda de ellos? Qué frágil memoria y desgarrador olvido de quienes fueron centro de atención.
¿Quién reflexiona sobre su injusto y cruel final? ¿Quién reflexiona sobre la barbaridad de matarlos para diversión pública bajo tormento?
¿Qué pensarán en el futuro sobre Pamplona? ¿Qué calificativos usarán para describir esta barbarie? ¿Cómo podrán entender que había gente que disfrutaba con el sufrimiento ajeno, con la innecesaria crueldad e injusticia sobre alguien inocente, el toro?
¿Cómo explicamos hoy la crueldad del Coliseo romano? ¿Cómo explicarán la crueldad del coliseo pamplonés? ¿Cómo?



Nota: no es un alegato antitaurino, es un alegato contra la crueldad sobre los toros en las corridas de toros, algo bien diferente.
Por cierto, hay formas divertidas por el mundo de imitar esta tradición vasca de los encierros: Enlace


Denver, 7 de julio de 2012


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