domingo, 17 de abril de 2016

Injerencia y acoso final hacia Venezuela


Es claro que los dirigentes del Gobierno de los Estados Unidos y, por consiguiente, los dirigentes de las corporaciones de los Estados Unidos (los verdaderos directores de la nación), llevaban mucho tiempo esperando el momento actual en América del Sur. Ya desde la época en que llegó un presidente a Venezuela en el año 1999 llamado Hugo Chávez, las cosas se torcieron sobremanera para los magnates del norte. Este, el líder venezolano, tenía un gran carisma y un sobresaliente bagaje político e histórico, además, reunía la honestidad y el valor suficiente como para intentar plantear y poner en práctica una América diferente, una América pensada para la gente de a pie, para el común y al mismo tiempo extraordinario americano, y no solo para esas clases altas que viven del expolio en el dispendio.
Sin embargo, las cosas cambiaron un 5 de marzo del año 2013. Ese día fallecía, de muerte natural o no, ese líder venezolano que le dio una nueva vida a su país, y fue una vida a mejor. Al mismo tiempo influyó decisivamente en un proceso de independencia y liberación de América Latina, principalmente en Bolivia y Ecuador, y también en Brasil o Argentina.
No han pasado tres años tras su ida y la oposición política y económica, representante de la oligarquía de Venezuela y respaldada y financiada por el poderoso mundo corporativo occidental, se ha hecho con el control de la Asamblea Nacional en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015. Ahora sí le gusta y le parece válido el resultado electoral a esta oposición, claro, cuando han ganado. No obstante, muestran de nuevo su escaso talante democrático al no querer ver que el presidente democráticamente electo es Nicolas Maduro, elegido en las elecciones presidenciales,  y tampoco ofrecen su mejor cara al intentar imponer al Estado venezolano una ley denominada de Amnistía. Amnistía que quieren para los que optaron por la vía violenta para imponer sus objetivos políticos, como la denominada "Salida" de febrero de 2014: que provocó la muerte de decenas de personas, fundamentalmente del movimiento bolivariano, de oficiales públicos o de gente que no estaba metida en estos asuntos. Uno de sus instigadores y participante fue Leopoldo López, de ahí que haya sido puesto a disposición del sistema judicial. Le quieren llamar preso político, pero sus delitos tienen que ver con crímenes por el que cualquier persona debería y sería procesada, en la República Bolivariana de Venezuela, en Luxemburgo, Italia o Nueva Zelanda. La Ley de Amnistía, como reflejaba en un artículo reciente, es una ley para la amnistía de delitos de terrorismo. Es por tanto lógico que el Tribunal  Superior de Justicia no la haya aprobado.
Ante esta situación, que en verdad, y no como falsifican los medios en manos privadas, se hace imperar la justicia y el estado de derecho, la oposición ha recibido la habitual ayuda de su poderoso padrino del norte con el fin de imponer sus intereses. Mostrando su secular dependencia de agentes y dinero externos, que luego, si estos consiguen llevar a sus servidores al poder político, les pasarán una costosa  factura, dejando a la nación en manos extranjeras.
Bien temprano aparecieron esas organizaciones financiadas por los oligarcas ocidentales, como hace George Soros a través de la Open Society, y denominadas como "humanitarias", a difamar al sistema judicial de Venezuela.  Así, José Miguel Vicanco, Director de la División de las Américas en Human Rights Watch, hablaba  a través de un medio corporativo con intereses económicos en Venezuela como El País, de  una nueva aberración jurídica del Tribunal Supremo venezolano (Tratando de hacer ver que ya es lo habitual para desprestigiarlo); y que los argumentos se escudaban en una serie de disparates, al declarar ese tribunal la inconstitucionalidad de tal ley. 4 Los disparates, el gran disparate, es dar por buena la impunidad de asesinatos utilizando el terrorismo, el despreciar, como se desprecia, a las víctimas. Es el mundo al revés de los derechos humanos.   Estas organizaciones lo que realmente hacen es utilizar la nueva y falsa religión de los derechos humanos con fines políticos y económicos. Estos entramados "humanitarios" actúan en conjunción con los entramados mediáticos, todos ellos herramientas propiedad de poderosas corporaciones; haciendo de caja de resonancia el medio y de legitimador la organización "humanitaria".
El mundo corporativo estadounidense también se expresaba ante este revés a sus intereses por medio de uno de los periódicos más poderosos e influyentes, el Washington  Post. Y lo hizo de una forma muy agresiva, titulando que Venezuela está en la desesperada necesidad de una intervención política. 5 Invierte la realidad de víctimas y agresores, y de que lado estaba el mayor número de muertos, basándose, cómo no, en las mencionadas organizaciones "humanitarias". Ambos sirven al mismo amo que los financia, constituyendo un dúo fraudulento. Además, desprecia la verdaderamente humanitaria razón expuesta por los jueces para desestimar tal aberración de ley, y es que sería claramente injusto el aprobarla para las víctimas de esa violencia. En la editorial no podían faltar las acusaciones al Gobierno de Maduro de la escasez de determinados productos, cuando todo el mundo en Venezuela sabe que el gobierno no es el responsable causal, porque está siendo sometido a una guerra económica de acaparamiento de bienes y venta a precios desorbitados o venta en el exterior. Al equipo del presidente se le podrá achacar no actuar con más firmeza contra estos delincuentes, no de generar este problema del que es el primer perjudicado.
Pide el Washington Post que esta intervención política deben ejercerla sus países vecinos. ¿Qué tal si el resto de países americanos, con más que sobradas razones, hiciesen tal intervención en los Estados Unidos? La falta de respeto a la soberanía de Venezuela es total. Se quejan de que los líderes de la región están distraídos, como la presidenta de Brasil, a la que quieren echar para restar apoyos al conjunto de países de América del Sur que permanecían independientes.
Hablan también del papel interventor de la Organización de Estados Americanos (OEA). Veamos a quién sirve y quién la financia a esta y a su órgano jurídico, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el siguiente artículo: OEA. Los hechos, con su enorme sesgo, son claros. Es un órgano al servicio de la potencia norteamericana que busca anular y eludir las soberanías nacionales de sus vecinos.
El Washington Post finaliza con algo que es más que una amenaza velada, una explosión  [al tipo de las revoluciones de color y los golpes de Estado] no está lejos. Están impacientes y con ganas de que sea así. Venezuela se enfrenta a serias amenazas de las que ya avisábamos.

PS:
Aquí tienen los planes de Estados Unidos por medio de su Comando Sur para lanzar una campaña propagandística, utilizando ONGs y medios de comunicación, y así justificar una agresión militar, lanzada desde las bases norteamericanas en la región, por ejemplo Colombia o Curacao: La agenda del Comando Sur contra Venezuela.

Referencias:
1.  Juan Torres. La Venezuela bolivariana en datos y no en juicios de valor. Ganas de escribir. 7.03.2013. Enlace.
2.  Luis Britto. García. Tras la capucha. Luisbrittogarcía. Blogspot.com.es. 18.05.2014
3. Human Rights Watch. Partners. https://www.hrw.org/partners
4. José Miguel Vivanco. Una nueva aberración jurídica del Tribunal  Supremo venezolano. El País. 14.4.2016.
5. Venezuela is in desperate need of a political intervention. Editorial Board. The Washington Post. 12.4.2016.

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